El bipartidismo ‘ADN-RC’ podría dominar una posible constituyente y bloquear la aprobación de textos constitucionales

En caso de que Ecuador decida ir a una asamblea constituyente, el bipartidismo de Acción Democrática Nacional (ADN) y Revolución Ciudadana (RC) marcaría su composición debido al sistema de elección mediante el método D’Hondt, que favorece a las fuerzas políticas con mayor votación.

Esta situación ya se observa en la actual Asamblea Nacional, donde estas dos bancadas concentran buena parte de los escaños, complicando los acuerdos entre Gobierno y oposición, escenario que según analistas podría repetirse en la eventual constituyente.

El presidente Daniel Noboa envió al Consejo Nacional Electoral (CNE) un estatuto para su propuesta de constituyente, que se someterá a consulta popular el próximo 16 de noviembre. Según este documento, la constituyente tendría 80 integrantes, el quorum para las sesiones del pleno será de la mayoría absoluta, es decir, 41 constituyentes.

Sin embargo, las decisiones que impliquen cambios estructurales, como la forma del Estado, el catálogo de derechos o la aprobación final del proyecto de Constitución, requerirán el voto de dos terceras partes del pleno (54 votos). Las decisiones ordinarias, en cambio, se adoptarán por mayoría simple, la mitad más uno de los presentes.

El analista político y exlegislador Héctor Muñoz considera que lo más seguro es que el bipartidismo se mantenga, ya que ve “poco probable que haya una tercera vía con tan corto tiempo hasta llegar a elegir a los constituyentes” y más aún con los mismos partidos políticos que existen fuera de ADN y RC.

Con Muñoz coincide el analista político Giussepe Cabrera, quien dice que no ha cambiado nada en el país desde la segunda vuelta en términos electorales.

“Siguen dominando el debate político el correísmo y el noboísmo, no creo que hay una nueva tendencia que nos haga creer que no va a existir esa especie de bipartidismo”, afirma y dice que esto traerá complicaciones, como un estancamiento del que va a ser difícil saber qué pueda pasar luego y que incluso puede llegar a darse el escenario en el que “no se consigan los votos y no se apruebe el texto constituyente, se acabe la prórroga y simplemente no se llegue a un consenso y el país se termina quedando con la misma Constitución”.

Cabrera menciona que en ese eventual bipartidismo, el oficialismo podría no ver casos de cambios de filas o camisetazos como ha ocurrido en el actual periodo Legislativo.

Sobre las votaciones establecidas en el estatuto, Muñoz considera que es un error del Ejecutivo “haber definido con mayoría calificada la aprobación del texto final de la constitución previo al referéndum”.

“Podría haber un bloqueo innecesario desde los constituyentes, tomando en cuenta que el proceso concluye con la votación de la gente en las urnas. Ojalá me equivoque, pero con el termómetro político actual se esperaría más bloqueo que acuerdos en la constituyente. Veo muy complejo llegar a esas 2/3 voluntades requeridas”, dice.

Cabrera coincide en que no se puede asegurar que el Gobierno pueda aprobar un texto constitucional con dos tercios.

“Sin lugar a dudas ese va a ser el mayor problema: cómo se va a aprobar el texto constitucional. El Gobierno siempre va a tener la facilidad de que tiene el Estado a su favor y habrá unos pocos que sí van a venir de otro lado, puede que de Pachakutik o del Partido Social Cristiano (PSC), o algún líder local pueda tener alguna representación mínima, pero esos votos mínimos pueden hacer que ADN se asegure con las dignidades de representación de la Asamblea”, comenta.

Esos apoyos mínimos, Cabrera cree que le pueden servir a ADN para poder hacerse con la presidencia y vicepresidencias de la asamblea constituyente.

Además de la composición numérica de la eventual constituyente y las votaciones que la regirán, el estatuto también plantea mecanismos para garantizar cierta representatividad y funcionalidad: las mesas de trabajo especializadas, la Unidad Técnica, y la posibilidad de decisiones por mayoría simple en asuntos ordinarios buscan agilizar el funcionamiento. Sin embargo, analistas coinciden en que el equilibrio entre representación y gobernabilidad seguirá siendo un desafío.

Ante estos mecanismos, Cabrera dice que no cree que vaya a equilibrar la concentración de poder en las fuerzas mayoritarias esta subdivisión en mesas y unidades técnicas, ya que existe el precedente del actual Legislativo en el que ADN se quedó con la mayoría de las comisiones.

“Ya vimos lo que hizo ADN, se quedó con todas las comisiones de la Asamblea Nacional actual y dejó aislado al correísmo en una comisión sin mayor trascendencia… y se aseguró la mayoría en todas las comisiones importantes, como justicia, fiscalización, económica, y lo mismo va a ser en la constituyente, es previsible que va a ser lo mismo porque ya vemos cuál es la lógica de ADN, no es un movimiento negociador… Creo que va a ser una constitución de un proyecto político, no una constitución de todos los colectivos ahí representados”, subraya.

Por su parte, Muñoz dice que más allá del estatuto y demás temas planteados, lo primero que se debe analizar es qué propone el Ejecutivo con esta nueva constitución.

“Se debe analizar qué van a cambiar, qué se va a mantener, cómo eso mejorará la institucionalidad del país y la vida de la gente. Esto no se conoce con claridad, si pretenden dar un giro de 180 grados a lo que tenemos actualmente, van a tener problemas en la aprobación de los textos porque no todos estarán de acuerdo. Es difícil que lleguen a ser una fuerza política aplastante que logre cooptar la mayoría en las mesas de trabajo especializadas”, opina Muñoz.

¿Cómo se elegirá a los constituyentes?

En el caso de la elección de los 80 constituyentes ya se aplicaría el método D’Hondt, aprobado el 20 de junio por las bancadas de ADN y RC en la Asamblea Nacional. Este sistema electoral consiste en que la votación total de cada lista se divide por una serie de números consecutivos (1, 2, 3, 4…), generando cocientes que se ordenan de mayor a menor.

Los escaños se asignan a los cocientes más altos, y los candidatos reciben los cargos según el orden de la lista. Con esta fórmula, las bancadas más grandes, como ADN y RC, tienen una ventaja estructural sobre fuerzas menores, aumentando la posibilidad de que se reproduzca un escenario de bipartidismo similar al que existe actualmente en la Asamblea Nacional.

¿Qué más dispone el estatuto para la eventual constituyente?

En tanto, según el estatuto, la eventual constituyente se instalaría de manera automática hasta diez días después de la proclamación de resultados, sin necesidad de convocatoria previa. La sede del cuerpo colegiado sería determinada por el organismo electoral, hasta ahora se conoce que hay interés de que se realice en Riobamba.

Asimismo, la sesión inaugural será presidida provisionalmente por los tres constituyentes más votados en la circunscripción nacional, quienes ejercerán temporalmente la presidencia, vicepresidencia y secretaría.

En esta primera reunión se definirá la mesa directiva, conformada por una presidencia, dos vicepresidencias y cuatro vocalías, así como ocho mesas de trabajo, cada una con diez integrantes.

Las temáticas de estas mesas incluirán derechos y garantías fundamentales; organización y funciones del Estado; régimen económico y finanzas públicas; justicia y sistema judicial; participación ciudadana y control social; régimen territorial y descentralización; naturaleza y ambiente; y desarrollo e inclusión social. Además, se creará una Unidad Técnica encargada de garantizar la coherencia, armonización y lenguaje claro del texto constitucional.

En el estatuto, el presidente Noboa también propone la creación de diez mesas de trabajo especializadas, con el objetivo de abordar cada área temática con profundidad y eficiencia, mientras que la constituyente tendría un plazo de 180 días para redactar y aprobar la nueva constitución y las disposiciones transitorias necesarias para su implementación.

Fuente: El Universo

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