Este lunes se cumplen 19 años del fallecimiento de Alberto Pedro Spencer Herrera, el máximo goleador de la Copa Libertadores y una de las leyendas más grandes del fútbol sudamericano. Su nombre sigue siendo sinónimo de elegancia, humildad y goles inolvidables.
Nacido en Ancón, provincia de Santa Elena, el 6 de diciembre de 1937, Spencer forjó una carrera brillante que lo llevó a convertirse en ídolo en dos países: Ecuador y Uruguay. Con Peñarol de Montevideo, conquistó tres Copas Libertadores (1960, 1961 y 1966) y dos Copas Intercontinentales, dejando una huella imborrable en la historia del club aurinegro.
Apodado el “Cabeza Mágica” por su extraordinario juego aéreo y capacidad goleadora, Spencer marcó 54 goles en la Copa Libertadores, un récord que aún se mantiene vigente. Su talento lo llevó también a vestir la camiseta de la selección ecuatoriana, y de manera excepcional, a ser convocado por Uruguay en partidos amistosos, algo inusual en aquella época.
Tras su retiro, Spencer dedicó su vida al servicio diplomático y fue cónsul del Ecuador en Uruguay, donde falleció el 3 de noviembre de 2006, a los 68 años.
Hoy, casi dos décadas después, su legado sigue inspirando a nuevas generaciones. En Guayaquil, Montevideo y todo el continente, el recuerdo de Alberto Spencer se mantiene vivo como símbolo de grandeza, respeto y pasión por el fútbol.