Manabí ha cruzado un umbral de violencia sin precedentes. Según estadísticas oficiales de la Policía, la provincia registra un récord negativo de 1.141 muertes violentas en lo que va del año 2025. Esta cifra no solo supera los picos históricos previos, sino que establece a Manabí como uno de los puntos con más índices de violencia del país.
El 70 % de estos crímenes se concentra en solo dos distritos clave: Manta (que incluye Montecristi y Jaramijó) y Portoviejo, que suman más de 700 casos combinados. En detalle, el distrito Manta lidera las estadísticas con 477 muertes violentas.
Manta incluso superó las muertes violentas del año pasado, cuando tuvo 331 asesinatos.
Las estadísticas policiales clasifican la mayoría de las muertes violentas como sicariatos, directamente relacionados con disputas entre grupos delincuenciales.
Estos grupos operan en torno a actividades de narcotráfico y extorsión, según informes del Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado.
La Policía Nacional ha señalado que al menos el 93 % de las muertes violentas en Manabí están vinculadas al narcotráfico. La violencia es protagonizada por un enfrentamiento entre Los Lobos y Los Choneros.
Renato Rivera, investigador de la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado, señaló que la proyección de homicidios diarios, con la densidad poblacional actual en el país, refleja una posible tasa de 50 por cada 100.000 habitantes. Esta proyección superaría la tasa de 46 registrada en 2023, perfilando al 2025 como el año más violento en la historia del país y la provincia.
Rivera vinculó parte de este incremento al posible debilitamiento del grupo Los Choneros tras la captura de su cabecilla Adolfo Macías, alias Fito. “Parecería ser que el debilitamiento por una ausencia de liderazgo está llevando a ese crecimiento de la violencia”, explicó.
El especialista añadió que, si bien la extradición pudo haber acelerado el conflicto, el aumento de homicidios intencionales en Manabí ya se venía registrando meses antes de que esta se concretara. Además, hay un problema adicional de “desorden” interno dentro de Los Choneros, lo que incentiva la disputa de Los Lobos por ganar territorio.
Ante la persistencia de los crímenes, Rivera planteó tres acciones prioritarias para frenar el aumento de la violencia. En primer lugar, es crucial incrementar las capacidades de resolución de casos de homicidios. Actualmente, el promedio de resolución se sitúa entre el 5 % y el 7 % en Ecuador, lo que se traduce en una impunidad cercana al 95 %.
En segundo lugar, el experto enfatizó la necesidad de avanzar en estrategias sólidas para contrarrestar el tráfico ilícito de armas. Nueve de cada diez homicidios se cometen con armas de fuego en el país, una cifra superior a los siete de cada diez en América Latina y el Caribe, por lo que es un foco de acción, aseguró.
Rivera recordó la importancia de generar investigaciones paralelas para impactar el patrimonio y las finanzas de estos grupos criminales. Advirtió que una estrategia de ‘descabezamiento’ de cabecillas, sin acciones complementarias, solo genera un fenómeno de fragmentación criminal, lo que termina agravando la violencia en las calles.
Un alza desde el 2021
La tendencia al alza en Manabí se mantiene de forma sostenida desde 2021.
Ese año se reportaron 197 crímenes, y para 2022 la cifra alcanzó 515 casos. El año 2023 cerró con 940, que hasta entonces era el máximo histórico. En contraste, 2024 finalizó con 856 asesinatos, concentrados principalmente en cinco distritos: Manta, Portoviejo, Pedernales, Sucre y El Carmen

La experta en prevención del crimen organizado Michelle Maffei señaló que la escalada de violencia en la provincia está directamente relacionada con la dinámica interna de las bandas de delincuencia organizada. El caso de Manabí, que ya sobrepasa los 1.000 homicidios, es el principal ejemplo de esta problemática, según la experta.
Maffei explicó que el incremento de la violencia se debe a la fractura de la banda Los Choneros. “Cuando quitas al líder, en este caso Fito, que está en Nueva York, varios grupos quieren tomar la batuta del grupo de delincuencia organizada y por eso hay más homicidios en general en Manabí,” señaló.
Afirmó que esta ausencia de un liderazgo claro ha desatado una disputa de gobernanza territorial criminal con Los Lobos, quienes han entrado al territorio en busca de nuevos mercados y rutas de narcotráfico. “Adicionalmente, la violencia extrema, incluidas las masacres, es utilizada como una herramienta para generar poca resistencia por parte de la sociedad civil y del mismo Estado”, agregó.
Ante este panorama, la experta enfatizó que la principal acción que deben tomar las autoridades es implementar planes específicos para que “el ser criminal en el Ecuador no sea rentable.”
El mayor problema, a su juicio, radica en la falta de decomiso efectivo del patrimonio ilícito.
“El Estado no lo absorbe, ni tampoco hay pujas públicas. Básicamente estamos dando una luz verde a que personas que tengan dinero, así sea el dinero mal habido, puedan tener su mansión, sus carros y que nada en absoluto va a suceder”, expresó.
La experta mencionó específicamente ciertas grandes construcciones en Manta, Quito y Guayaquil como parte de esquemas de lavado de activos que no están siendo perseguidos apropiadamente.
Finalmente, concluyó que la otra gran falla es la corrupción dentro del sistema judicial, la cual -según ella- impide que se generen sentencias potentes contra personas vinculadas al crimen organizado, perpetuando el ciclo de impunidad.
Fuente: El Universo