El civismo suena a lírica, cuestionan analistas y coinciden en que el llamado de Jaime Nebot a la unión recae en los ciudadanos oprimidos por la violencia y la pobreza

El llamado a la unión cívica realizado por el exalcalde de Guayaquil Jaime Nebot, en sus redes social este jueves 31 de julio, evoca a las numerosas movilizaciones de décadas anteriores en Guayaquil, impulsadas por líderes del Partido Social Cristiano (PSC) y por organizaciones de la sociedad civil.

Sin embargo, los actores de la sociedad civil y el concepto mismo de civismo en la ciudad han perdido fuerza.

El politólogo Galo Roggiero considera que la sociedad civil es la pata por donde cojea el sistema político del país.

Los actores de la sociedad civil en Guayaquil gozaron de mayor protagonismo en décadas anteriores, explica Roggiero, porque han sido “avasallados” por los políticos.

“No supieron administrar la potencia de gobiernos fuertes, que ocupaban todos los espacios, cómo moverse en el territorio comunicacional. Es importante que participen, porque los mismos problemas que teníamos en los 80 y 90 los seguimos teniendo hoy, lo estructural no se ha arreglado y probablemente lo coyuntural tampoco”, dice Roggiero.

Una organización de la sociedad civil que sigue existiendo, aunque ahora es poco visible, es la Junta Cívica de Guayaquil, movimiento creado en 1992 y que realiza proyectos culturales, económicos y de salud, con un enfoque en la descentralización.

Miguel Palacios, presidente de la Junta, señala que las actividades de la organización actualmente se concentran en “apoyar a quien sea que apoye a Guayaquil y atacar a los que estén en contra de la ciudad”.

Tienen actividades en colegios, ayudas médicas, “lo que se requiera”, aunque no documentan sus actividades en redes sociales desde hace varios años. El último posteo en X (antes Twitter es de 2016). Cuentan con un directorio de 20 personas.

¿Madera de guerrero?

Palacios, al igual que Roggiero, consideran que los guayaquileños han perdido la costumbre de manifestarse en las calles y de participar en los mecanismos democráticos.

“Lo que le gusta a todo el mundo es ganar su dinero, mientras les vaya bien lo demás no importa. Lo segundo es el narcotráfico, los secuestros, la inseguridad. Es una ciudad donde se peligra todos los días (…). Eso ha hecho que no exista unión cívica, no tenemos la seguridad de regresar en la noche a nuestras casas”, señala Palacios.

El civismo suena a “lírica” actualmente, según Palacios, frente a la corrupción política reconocida por los ciudadanos.

Esta desilusión forma parte de una brecha generacional entre los guayaquileños mayores, que vivieron la ciudad de otra forma, y las generaciones actuales.

Roggiero, por ejemplo, admite que no cree que la administración de la ciudad denote planificación a futuro: no considera que exista un proyecto de ciudad a 25 años, y añade que revitalizar a las organizaciones de la sociedad civil podría ayudar a llenar ese hueco entre la promesa de ciudad y sus habitantes.

Otro factor es la educación. “La cultura y los valores ciudadanos y éticos han desaparecido del pénsum, tiene que ver con eso y con la falta de espacios de concentración cultural”, explica Roggiero.

La inseguridad también aporta a esta desconexión del guayaquileño con los sistemas democráticos y la expresión política.

Andrea Endara, coordinadora de la carrera de Ciencias Políticas de la Universidad Casa Grande, coincide con Palacios en que a la ciudadanía le da miedo salir a la calle. El contexto económico de supervivencia también cambia las prioridades de los guayaquileños.

“Así nos quedamos solo en el debate en redes sociales, pero ya no en ir a las calles y empoderarnos de este rol de fiscalizadores cogobernantes que tenemos como ciudadanos. Eso se ha ido perdiendo en los últimos años”, dice Endara.

El poco poder de movilización en calles que queda, amplía Endara, ha quedado en las organizaciones de derechos humanos. Grupos como la Confederación de Nacionalidades Indígenas o los sindicatos de trabajadores están demasiado fragmentados internamente, por lo cual “se los ve como desestabilizadores y no como un grupo ciudadano”.

“Hoy el joven ya no le encuentra la relevancia a este tipo de organizaciones (como la sociedad civil). Hay una parte que ve más valor en el activismo que en el civismo por Guayaquil”, indica Endara.

A su vez, Endara cree que el efecto del mensaje del exalcalde de Guayaquil dependerá del enfoque que le dé el PSC: si se percibe como una estrategia comunicacional a favor del partido, la experta cree que no tendrá el impacto deseado.

Si se lo “vende” con una narrativa ciudadana, en cambio, podría movilizar a generaciones mayores.

Sin embargo, Endara cree que el hecho de que Nebot haya vuelto a la palestra pública significa que “la situación es grave”.

Palacios, por su parte, cree que la verdadera importancia del mensaje de Nebot es lo que se haga a partir de ese llamado.

Las convocatorias cívicas en Guayaquil

A lo largo de tres décadas, Guayaquil ha sido partícipe de varias convocatorias ciudadanas impulsadas por el PSC, muchas de ellas gestadas desde la administración municipal.

Nebot convocó a movilizaciones en contra de distintos gobiernos centrales, pero principalmente en oposición a las políticas de Rafael Correa, todavía líder de la Revolución Ciudadana.

Estas son algunas de las marchas más numerosas convocadas por Nebot durante su alcaldía:

  • 26 de enero de 2005: primera protesta convocada por Nebot contra un gobierno central, en este caso en oposición a Lucio Gutiérrez.
  • 15 de marzo de 2007: Nebot encabezó una marcha desde el cabildo, convocada por empresarios y representantes de “fuerzas vivas” locales, contra reformas del gobierno de Correa y la propuesta de Constituyente.
  • 24 de enero de 2008: marcha masiva en la avenida 9 de Octubre para protestar contra una reforma tributaria y “defender la autonomía” de Guayas.
  • 25 de junio de 2009: otra movilización en rechazo a políticas gubernamentales, también en el centro de la urbe.
  • 9 de octubre de 2019: en la conmemoración de la independencia de la ciudad, Nebot llamó, junto con la alcaldesa Cynthia Viteri, a una contraprotesta a las movilizaciones de octubre de ese año.

Fuente: El Universo

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