En los exteriores del hospital de niños Francisco de Ycaza Bustamante, un grupo de personas esperaba de pie y sentada en la acera. Algunas buscaban información sobre pacientes hospitalizados y otras sobre quienes salían de consulta externa.

Como en otros hospitales de la red pública, en este sanatorio porteño se repiten inconvenientes, como falta de insumos, demoras en atenciones y pruebas, según allegados de los pacientes.

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En la Asamblea, el martes anterior, personal del Ministerio de Salud expuso que los hospitales de Guayaquil, Samborondón y Durán tenían un abastecimiento del 82 % en medicamentos vitales, 74 % en medicamentos esenciales y 74 % en no esenciales.

Debido a denuncias de problemas e irregularidades, los hospitales Universitario, además de Monte Sinaí y General Guasmo Sur fueron intervenidos desde esta semana. El Francisco de Ycaza no es parte de la acción.

El jueves 14, Deysi viajó desde Posorja hasta el Ycaza Bustamante para llevar a su hijo de 9 años a una consulta externa en el área de alergología. El especialista la atendió y le entregó pastillas para las molestias causadas por el polvo.

“Lo que es loratadina había, pero salbutamol no. Antes me daban dos por cada consulta”, relató la mujer, quien notó la falta de ese insumo en las dos citas que tuvo en febrero y mayo de este año.

Ante la falta de recursos ha tenido que racionar el uso del inhalador. Aún guarda uno de las consultas del año pasado. “Ahora en septiembre, que tengo otra consulta, ojalá haya. El doctor me ha dicho que por el momento no hay, por la situación… no hay trabajo, es un gasto extra”, expresó.

Dentro de los protocolos, en la sala de espera del sanatorio, mencionó que ese día detectó ciertas cosas que llaman la atención, como “desorden”.

La consulta era a las 10:00, pero a las 09:45 un doctor hizo pasar al menor sin que previamente una enfermera le tomara los signos vitales. “Todo al revés, y el doctor me dijo que iba a comprar una botella de agua porque no tenían”, dijo.

Entre pacientes oncológicos también hay necesidades. En parte, según asociaciones y pacientes, la entrega de ciertos medicamentos ha mejorado gracias a convenios y apoyo de cooperación internacional, pero otros presentan intermitencias en su entrega.

Hospital Francisco de Ycaza Bustamante recibe pacientes derivados de otras localidades. Foto: El Universo

Algunas madres comparten sus necesidades a través de grupos en redes sociales para unirse y conseguir los pedidos. En algunos casos, organizan rifas y colectas para completar los tratamientos. “Hay bastante deficiencia en medicamentos, no hay todos los reactivos”, dijo Luzmila, madre de una niña que padece de un tumor cerebral cancerígeno.

Explicó que, según lo conversado con otras representantes de pacientes, cada cierto tiempo faltan insumos, como cloruro de sodio, cloruro de potasio, dexametasona en ampolla, bitrim en jarabe, leucovorina en ampolla y ceftriaxona en ampolla.

“Mi niña toma una medicación para convulsiones que no hay en jarabe, y la última vez tuve que aceptar pastillas, pero no se las toma. Entonces tuve que comprar afuera un frasco pequeño por $ 20. Sé que ahora tampoco hay pastillas”, comentó la madre.

En ocasiones, también ha notado la falta de alcohol en los dispensadores del hospital.

Afuera del sanatorio, el jueves 14, Juan Carlos, padre oriundo de Valdivia (Santa Elena), pasaba sus mañanas esperando noticias de su bebé. No puede esperar adentro y solo le permiten ingresar a una hora específica, cuando un médico le da el diagnóstico actual de su recién nacido. “La entrada es un problema; siempre buscan un pretexto”, dijo.

El neonato fue derivado de Salinas por problemas craneoencefálicos y complicaciones en el corazón y los riñones. Permanece en cuidados intensivos, donde debe comprar regularmente toallas y pañales.

Está a la expectativa de un examen que le deben practicar. “Me mandan a Gestión de Red de Emergencias para agilizar un examen (de la cabeza). El doctor me dice que solo hay cinco cupos al mes y están copados. Voy a hablar con la doctora porque demora demasiado, hasta el otro mes, y me parece excesivo”, señaló.

Así, María, de Vinces, esperó seis meses por un examen cardiaco para su hijo de 5 años, quien tiene un soplo. De medicinas recibió lo necesario, pero otra prueba genética por problemas de piel se perdió en una derivación a un prestador y aún espera repetirla. (I)

Fuente:El Universo